viernes, 1 de enero de 2016

¿QUÉ ES EL FANATISMO? - Grupos de Google

¿QUÉ ES EL FANATISMO? - Grupos de GoogleLA ORDEN MASÓNICA HA LUCHADO CONTRA EL FANATISMO DESDE SIEMPRE

PERO
¿QUÉ ES EL FANATISMO.?
Por ahí hay personas con mucha habilidad para manejar las mentes
tanto
de ignorantes como de gente culta para fines atroces, su método de
control es el fanatismo, usted se sorprenderá cuantos hombres y
mujeres con grados de excelencia académica caen en las garras de los
diferente tipos de fanatismo que existen, personas sensatas dando
grandes sumas de dinero al pastor de una iglesia, y cuantos son
victimas de timos por parte de cualquier timador.
El latín tiene  una palabra para designar templo y es fanum 'lugar
sagrado', el santuario de la divinidad. De ahí viene fanaticus,
servidor del santuario. Por la actitud exaltada y el afán de
sacralizar todos los aspectos de la vida ,  así la palabra fanático
adquirió ese sentido peyorativo que hoy se tiene.
Podríamos pensar que el fanatismo es propio de la ignorancia pero,
con
mucha frecuencia nos encontramos con personajes eminentemente cultos,
que son fanáticos, y en momentos estos  fanáticos instruidos son
altamente  peligrosos, por que aunque generalmente no  son agresivos,
estos claramente, influyen en personas con mentalidad débil, que son
influenciados por ideas fundamentalistas. El fanatismo es tan
cotidiano y natural que la mayoría de las veces pasa desapercibido,
pero no por ello deja de ser muy peligroso.
 El fanatismo ateo, es sin lugar a dudas, el más peligroso de todos
los fanatismos, porque con el lema "Dios no existe", se han asesinado
no solamente a miles de personas sino a millones de seres humanos,
recordemos al ex Premier  Ruso  José Stalin y sus purgas, donde mando
matar a millones de compatriotas y no olvidar al Líder Chino Mao Tse
Tung , que luego de declarar la Revolución Cultural, fueron fusilados
maestros de universidades y de escuelas básicas, por enseñar según
esto las ciencias de occidente. Y es que  estos los regímenes del
Ateismo Dialéctico, atentaron contra la libertad de expresión y
sumieron al siglo 20 en un atraso cultural sin precedentes para la
historia de la humanidad.
 La religión con sus intolerancias y su inquisición nunca eliminó a
tantos seres humanos, no soy una persona religiosa en el sentido
teísta, pero creo que creencia en un Ser supremo o la no-creencia en
un Ser Supremo nunca debe ser impuesto ni por la fuerza, ni por la
presión psicológica, y esta creencia o no-creencia debe permanecer
estrictamente en el plano personal.  No falta nunca alguna persona o
grupo de personas que por afán de atraer reflectores declare ser
creyente en Dios y con ello la mayoría de las veces ser la única o el
único grupo directamente relacionada con una verdad revelada
incuestionable y así manipular multitudes, pero, hay quienes con el
mismo efecto de notoriedad declaren no creer en Dios y con ello
justificar una libertad llevada a la irresponsabilidad declarando que
puede hacerse cualquier cosa contra la humanidad  sin temor al
castigo
divino.
Si una persona trata de integrarse a un grupo social, tarde o
temprano
dará  alguna señal para ser reconocida  por las otras, entonces esta
persona hará algo que está de algún modo relacionado con este
estímulo, y si  quiere ser totalmente aceptado tendrá incluso que
volverse totalmente fanático de las ideas del grupo al que se
integra.
El individuo por lo general no quiere permanecer aislado o marginado
de la sociedad, el hombre es un animal que vive en sociedad, es
increíblemente vulnerable al estar solo; por ello necesita de los
demás para sobrevivir.  El fanático trata de integrarse al cien por
ciento a cierto a un  grupo, que estimula enormemente las pasiones y
la irracionalidad.  El fanático no soporta la dolorosa realidad y
trata de escapar de ella  en grupo.
La masonería por centurias lucha contra el fanatismo por considerarlo
nocivo para la sana evolución del ser humano, pues en momentos el
fanatismo desborda los ánimos y en una loca carrera destruye la
cordura social  en una histeria colectiva. El fanático necesita de un
enemigo o un contrincante real o imaginario, puede ser este enemigo
el
equipo de fútbol rival, para un religioso el enemigo es el demonio,
el
enemigo a vencer para los ateos es Dios,  cualquier otro grupo
religioso distinto puede ser contrario para otro grupo religioso, una
empresa rival puede ser enemiga de un corporativo.  En realidad da lo
mismo cual sea el enemigo a vencer, lo que sí es necesario es que
este
sea rival a vencer.
El Fanatismo como cualquier otra cosa tiene etapas de manifestación,
en unas es pasivo, pero importante recalcar que todo fanatismo tiende
a la violencia física o verbal, fanatismo y violencia son
complementarias, basta con encender la televisión y ver como un grupo
de fanáticos apoyan a un ídolo cinematográfico, a una cantante en un
show montado, dónde el mayor escándalo y la mayor agresión son la
formula para el éxito, esto daña y daña mucho a las jóvenes mentes.
Mucha veces no podemos imaginar como un joven estadounidense que una
semana antes estuvo  orando a Dios en una iglesia cristiana, este
luego matando a cientos de musulmanes, la respuesta a todo esto es el
control mental en masa, el compromiso de involucrarse en una guerra
fanática, por la supremacía racial y religiosa.
El fenómeno fanático ocurre en matrices sociales y temporales de alta
complejidad, por lo  tanto, ésta varía, pero el fanatismo es una
enfermedad social, cuya única cura no es la instrucción académica  o
religiosa, sino el sentido común y la racionalidad. Por ejemplo  hoy
vemos violencia en partidos deportivos, dentro y fuera de la cancha,
muchos de los involucrados  tienen grados académicos sobresalientes y
con asistencia frecuente a distintos servicios religiosos.
El fanatismo político es una constante, que lleva a las naciones al
desastre total, pues el fanático político nunca pensará que las
decisiones de sus lideres sean incorrectas, nunca se cuestionara el
ideario político de un Lider. El fanático político siempre encontrara
una razón para atacar al partido político enemigo,  y todo el que
piense distinto por ende será un enemigo
 En realidad el fanatismo es un concepto que suele llevar apellido.
Hablamos de «fanatismo religioso», «fanatismo racial», «fanatismo
político», etc. Y normalmente identificamos el fanatismo con
manifestaciones de violencia. Pero eso no siempre es así: fanatismo
es
también la causa de los gritos y lloros de los adolescentes en
presencia de sus ídolos musicales.
El fanatismo es, básicamente, el camino fácil al no cuestionamiento.
Para entenderlo pensemos en las sensaciones que producen las dudas.
Una persona que experimenta dudas en una situación determinada se
encuentra en la necesidad de realizar una elaboración compleja: ha de
buscar las distintas posibilidades, estudiarlas, sopesarlas, calcular
los factores que pueden intervenir, mirar el problema desde distintos
puntos de vista, calcular las posibilidades de éxito y fracaso.
Durante ese proceso la mente trabaja mucho, se experimenta una
sensación de inseguridad, las acciones son más lentas y la
incertidumbre produce cierto temor al fracaso, al error, a las
consecuencias, etc. Da igual de qué duda estemos hablando: ¿existe
dios?, ¿apoyo las ideas del líder?, ¿cuestiono mi propia vida?, ¿me
caso con esa persona?. Como es lógico, a mayor trascendencia de la
duda mayor es la tensión que se produce y más fuertes son las
sensaciones de incertidumbre, inseguridad, lentitud de las acciones y
temor.
El fanatismo ahorra todo esto. Propone a la mente una solución
rápida,
contundente, eficaz. El fanatismo elimina la incertidumbre al 100%.
Como consecuencia produce un registro de unidad, acepto lo que dice
el
sacerdote sin dudas, de coherencia personal que refuerza el
mecanismo:
el fanático se siente seguro y su seguridad refuerza el fanatismo,
que
importa que sea todo mentira yo soy feliz, aunque lo que crea
firmemente sea un error. Su certeza le libera del temor al error, a
las consecuencias, al fracaso, y esa liberación refuerza su
fanatismo.
El fanatismo le ayuda a integrarse en un grupo social con el que se
identifica y que le acoge con entusiasmo: esa integración también
refuerza el fanatismo, lo que el piensa sea verdad o no otros lo
apoyan incondicionalmente . Todas estas sensaciones facilitan sus
acciones y sus acciones también refuerzan su fanatismo. En síntesis,
desde un punto de vista objetivo el fanatismo supone un gran ahorro
de
esfuerzos para comprobar si se esta o no equivocado y esto impulsa a
la persona. Nos decimos¿ por qué no todos  somos todos fanáticos mi
Líder?
Probablemente en una gran mayoría de los tan intelectuales ciudadanos
occidentales existe un cierto grado de fanatismo. De hecho, podemos
reconocer fanáticos de equipos de fútbol y de otros personajes
públicos; fanáticos religiosos capaces de flagelarse el cuerpo,
fanáticos políticos, fanáticos de ciertos alimentos, etc, etc.
Lo que nos sorprende es lo que el fanatismo puede llegar a producir,
sobre todo cuando se traspasa el límite de la vida misma. Pero en
realidad, si pensamos bien veremos que nuestra cultura occidental
también ensalza ese tipo de fanatismo ya desde la escuela: héroes que
dieron su vida por su país, mártires que dieron su vida por su dios,
conquistadores que extendieron su fe salvadora por el mundo...
Incluso
nos hemos habituado a escuchar a deportistas que lo «dan todo», a
entrenadores que exigen «luchar a muerte» por la victoria, a
seguidores «a muerte» de sus colores... De hecho, en occidente se
admira a quien da su vida por un ideal, siempre que el ideal sea o no
correcto.
Pero el fanatismo esconde algo terrible los graves  efectos
secundarios: limita la libertad, empobrece su nivel de vida,
incomunica, limita la autocrítica y el afán de superación, reduce la
riqueza de matices de la vida y en muchos casos desemboca en la
negación de la dignidad humana de los otros.
El ser fanático es divertido, la adrenalina fluye al ver a nuestro
ídolo anotar un gol, con cuanta intensidad fluye internamente la
energía al escuchar el llamado a la oración en la mezquita, que
intensa es la sensación de contactar con una mujer hermosa, el
desborde emocional en  las charlas de café luego del trabajo, pero
todo esto  tiene un peligro el de  ser atrapados por el tsunami
pasional del fanatismo

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